Por Harold Cortés
“El corazón entendido va tras el conocimiento; la boca de los necios se nutre de tonterías”. Proverbios 15.14.
No quiero ser duro con usted, querido lector (a), pero ¿se ha puesto a pensar por qué las personas más influyentes del mundo en materia económica, espiritual, social o científica se mantienen en lugares de influencia y desarrollo personal constante?
La respuesta es simple: estas personas han entendido la diferencia entre alimentarse de conocimiento útil para el crecimiento personal y el nutrirse de tonterías, como expresó Salomón en el proverbio 15.14.
Gran parte de la falta de crecimiento de un creyente, a pesar de que lleva muchos años en la fe, se debe a la calidad de su nutrición espiritual e intelectual. Constantemente veo a personas que nunca desarrollan su potencial y asisten a la iglesia, la casa de Dios, columna y baluarte de la verdad, para “calentar una silla”.
Generalmente estas personas nunca llegan a ser útiles para el crecimiento de la congregación, ni siquiera de su familia, y el gran problema radica en que tampoco tienen las herramientas para lograrlo: simplemente están mal alimentados, mal informados, mal capacitados.
Embed from Getty ImagesComo cristianos debemos elegir adecuadamente qué consumimos; recuerde la máxima: dime con quién andas, dime qué escuchas, dime qué lees, y te diré quién eres.
¿Puede usted verse al espejo y reconocer que se está nutriendo de cosas útiles para servir a Dios, a su familia o a su lugar de trabajo? ¿Qué series de televisión prefiere ver? ¿Suele escuchar a diario música secular o prédicas edificantes de pastores serios con la Palabra? ¿Suele invertir la mayor parte de su tiempo en redes sociales o tiene el hábito de hacer ejercicio, emprender un nuevo proyecto o simplemente aprender un nuevo oficio que pueda ser útil en la obra del evangelio?
Es lamentable desperdiciar el tiempo y las energías en cosas banales, y es peor llenar la mente de “tonterías”, pues al final la ruina es grande. Le animo a que, si aprovecha bien el tiempo y se nutre de conocimiento útil, lo siga haciendo, y adquiera mayores responsabilidades en su iglesia, en su familia y en el trabajo; pero si no aprovecha bien el tiempo y se nutre de “tonterías”, le animo a pensar en las prioridades que pueden hacer de usted un talento especial, útil para toda buena obra (2 Timoteo 2:21).
Créame, hay un líder en potencia en usted, no permita que las cosas inútiles del mundo le aparten de lograr el propósito que tiene Dios para su vida.