Reproduce esta prédica del 26 de enero de 2020
Todos los seres humanos hemos experimentado ansiedad interior, intranquilidad. Esto es parte de nuestra humanidad, pero por estos afanes de la vida, dejamos que nuestro corazón se llene de inquietudes y preocupaciones.
El problema es que, a veces, esto nos lleva a que nuestro corazón se inquiete y nos empezamos a preocupar más por las cosas concernientes al mundo que en los propósitos de Dios y su voluntad.
Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Jesús, Mateo 6. 25
Confiemos en Dios, el tiene el control de nuestras vidas.